Por : Jonathan Duque
Hace algunos días quedé atrapado por la temática de una serie llamada “The 100”, colgada en el portal Netflix. Su trama, hace alusión en cómo sería la vida en el planeta tierra después del fin del mundo, que, contado en la serie, se dio por ataques nucleares entre continentes.
Luego de vivir alrededor de 97 años en el espacio, en una base denominada “Arca”, deciden enviar a un grupo de 100 personas a verificar si la tierra está apta para recibir vida nuevamente, para sorpresa de los personajes, la única amenaza que encontraron fue, el mismo hombre.
La paradoja de esta serie no es para nada ajena a la realidad que vivimos a diario, somos nuestro propio enemigo y hemos llegado al punto de ser enemigos de todo lo que nos rodea. Pareciera que el planeta tuviera la obligación de soportar a aquel que tala sus árboles, al que contamina sus aguas o al que sin pensarlo inicia un proceso de urbanización caótico, destruyendo todo a su paso.
Somos tan perjudiciales para la tierra que hasta con respirar estamos contaminando la capa de ozono, no tenemos conciencia, y eso está claro cuando no reciclamos, arrojamos basura a las calles y utilizamos el carro hasta para ir a la tienda.
Lo peor del caso, es que, seguimos siendo tan inconscientes que no nos damos cuenta que la tierra lleva mucho tiempo intentando decirnos que es suficiente, y no solo con los devastadores terremotos o la extinción de miles de especies, sino también, con la muerte de millones de personas por causa de la contaminación.
Según un estudio revelado por la Comisión sobre Polución y Salud de la revista especializada ‘The Lancet’, en el que participaron más de 40 expertos con el apoyo de la Unión Europea y la ONU, realizado entre 2015 y 2016, la contaminación ambiental es la mayor causa de enfermedades y decesos en el mundo, es responsable de unos nueve millones de muertes prematuras.
Si esta estadística se aplica a Colombia, más de 32.000 personas habrían muerto en los últimos dos años por esta causa.
El estudio también afirma que este factor, como es de esperarse, genera pérdidas económicas mundiales que se acercan a los 4,6 billones de dólares cada año, cifra que corresponde al 6,2 por ciento de la producción económica del planeta.
Según información publicada por el periódico El Tiempo, en Colombia, la contaminación ambiental genera gastos por 35,2 billones de pesos, que equivalen al 4,1 por ciento del PIB (en 2015). En otras palabras, esta cifra corresponde al presupuesto que en el 2017 se le destinó al sector de la educación y a 1,5 veces al de salud y protección social.
Pero, ¿por qué nos hacemos los de la vista gorda con estas preocupantes cifras?, ¿Tendremos que estar en el 2095 para darnos cuenta del error?
La invitación apreciado lector es que, empiece desde su casa, lugar de trabajo, o colegio, a ser un defensor pleno del ambiente, no condene a las próximas generaciones a morir por respirar un aire que nosotros contaminamos.
– Foto principal tomada de : sumedico.com – Foto 2 :