Ante unas 14 mil personas, en el Movistar arena, entre quienes se encontraban familiares, seguidores, integrantes de su partido político Colombia Humana, y de la coalición Pacto Histórico, el presidente electo de Colombia Gustavo Petro Urrego, al estilo de los grandes oradores de Colombia, que él mismo citó en algún momento de su campaña, como Jorge Eliecer Gaitán, Álvaro Gómez y el mismo Luis Carlos Galán, en un discurso que duró 41 minutos y 30 segundos, con el que hizo llorar, reír y soñar a quienes se habían dado cita para celebrar su victoria y a quienes en sus hogares en Colombia y varios países del mundo estaban atentos a sus palabras de lo que será su mandato y qué norte tendrá el mismo.
En su esperado y soñado, primer discurso como presidente de Colombia, en cada una de sus palabras expresó sus sentimientos, que al igual que cuando se asiste a una excelente obra de teatro, hay catarsis entre el elenco y los espectadores, sus palabras llenas de sentimientos, bien manejados como lo hacen los grandes oradores de la historia, hacían que algunos rieran y otros lloraran “Aquí lo que viene es un cambio de verdad, un cambio real, en ello comprometemos la existencia, la vida misma, no vamos a traicionar ese electorado que lo que le ha gritado a la historia misma es que a partir de hoy, Colombia cambia, Colombia es otra”
Y continuó con su discurso que, a medida que avanzaba en el mismo, las personas estaban más atentas, porque sentían que era parte de ellas lo que decía, “Un cambio real que nos conduce a algunos de los planteamientos que habíamos hecho en estas plazas públicas, la política del amor. No es un cambio para vengarnos, no es un cambio para construir más odios, no es un cambio para profundizar el sectarismo en la sociedad colombiana”
“El cambio consiste precisamente en dejar el odio y los sectarismos atrás, las elecciones mostraron dos Colombias, cercanas en términos de votos, nosotros queremos que Colombia en medio de su diversidad sea una y para que sea una Colombia en esa enorme diversidad multicolor que somos, necesitamos una política del amor, entendida como una política del entendimiento, del diálogo, como una política de comprendernos los unos a los otros”
Estas palabras hacían palpitar el corazón de quienes allí estaban, a su lado y frente a él, celebrando el triunfo que por vez primera obtiene la izquierda de Colombia y continuaba su discurso “El cambio también significa la bienvenida a la esperanza, la posibilidad de abrir un futuro, el cambio significa abrir las oportunidades, para todas y todos los colombianos, que esa esperanza llegue a todos los rincones de Colombia, el cambio significa que llegó el gobierno de la esperanza”
Los aplausos y gritos de quienes estaban ahí a su lado y al frente y que desde muy temprano se habían dado cita en el lugar, se combinaban con la emoción y sus palabras “Por eso tengo que agradecerles, primero a ustedes, y a las miles y miles de personas que, a lo largo y ancho del país, durante días durante meses, bajo el sol, bajo la lluvia fueron a seducir el voto, fueron a dialogar, le tendieron la mano a aquel no creía todavía, a aquella que era escéptica, que pudieron establecer los puentes de ahí como se construye la política del amor, para construir una mayoría que sin ustedes no hubiera sido posible”
De nuevo los aplausos y los gritos, de la gente emocionada hacía que de nuevo hubiera un espacio para tomar aire y saborear el perfume de la victoria “les agradezco, ahora son ustedes las fuerza del cambio, la fuerza del amor, la fuerza de la esperanza, quiero agradecerle a mi mamá que no está aquí con nosotros, exiliada se tuvo que ir, a Clara a mi padre aquí presente que cogió las banderas para luchar, a mis hijos y a mis hijas, algunas aquí, Antonela, Nico, su esposa, Sofía, está Andrea, está Andrés y está el otro Nicolás en otras partes del mundo, quiero agradecerle a Verónica, que me ha aguantado durante años y ha logrado un espacio de liderazgo propio y quiero agradecerle a Francia, con todo lo que eso significa para el pueblo colombiano”
En medio de los gritos de los asistentes de libertad, el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro Urrego, solicitó: “Yo le solicito al Fiscal General de la Nación, que libere a nuestra juventud, yo le solicito a la Procuradora General de la Nación que restituya en sus puestos a los alcaldes de elección popular, ya no es el momento de los odios, este gobierno que incia el próximo 7 de agosto es un gobierno que quiere construir a Colombia como una potencia de la vida”
“Y si queremos sintetizar quizás en tres frases en qué consiste un gobierno de la vida, yo diría primero en la paz, segundo en la justicias social y tercero en la justicia ambiental” los gritos y los aplausos que se escuchaban daban a entender de la plena identidad y sentido de pertenencia con cada una de sus afirmaciones que esbozaba, ya no el candidato sino el presidente electo de Colombia.
¿” Qué significa poder hacer la paz? Significa que los 10 millones y pico de electores de Rodolfo Hernández, son bienvenidos en este gobierno, significa que la oposición que tendremos bajo los liderazgos que quieran sea el de Uribe, sea el de Federico, sea el de Rodolfo o la de todos juntos, serán siempre bienvenidas en el Palacio de Nariño, para dialogar sobre los problemas de Colombia, porque el clima político que nos ha acompañado en este siglo, que ha sido de odios y de confrontaciones, literalmente a muerte, de persecuciones, de aislamientos hoy no puede ser así, de este gobierno que se inicia nunca habrá persecución jurídica ni persecución política, solo habrá respeto y dialogo, que llamamos hace unos días el gran acuerdo nacional, que se debe construir entre todos los colombianos y colombianas”
“El acuerdo nacional, por tanto, tiene que ver con reformas que necesitan y han gritado hoy las juventudes y las mujeres de Colombia, tiene que ver con los Derechos Fundamentales, que no pueden ser más letra muerta en la Constitución, sino que tienen que ser la vida cotidiana, la existencia real, la garantía plena de una Constitución viva que se pueda palpar”
“El gran acuerdo nacional es para construir la paz y la paz no es más que la garantía de los derechos de la gente, la paz es que la sociedad colombiana tenga oportunidades, la paz es que alguien como yo pueda ser presidente o alguien como Francia pueda ser vicepresidenta, la paz es que dejemos matarnos los unos a los otros”
Luego de una pequeña pausa, una mirada al horizonte y abastecer sus pulmones de aire dijo: “Les agradezco este día histórico, me lo soñaba de vez en cuando, me preguntaba si iba a ser posible que el 19 de junio hablara como presidente de Colombia, aquí somos una demostración de que la paz es posible en Colombia, de que los sueños se pueden volver realidad, los sueños de justicia, los sueños de igualdad, los sueños de libertad”
Un discurso lleno de emociones, que salió del alma, que hizo vibrar a propios y a extraños, a seguidores y a adversarios, toda vez que, en ningún momento de su intervención, dio asomos de lo que quizás muchos temían porque, habían sido mal informados o porque o porque les habían hecho creer cosas equivocadas.
El gobierno de la vida, de la justicia social, de la justicia ambiental, que estará abierto a dialogar con la oposición, con América Latina, con los Estados Unidos de Norte América, para buscar soluciones para el calentamiento global y para el desarrollo y la prosperidad de los países.
El cierre de su discurso no podía ser otro: “Me llamo Gustavo Petro y soy su presidente”
