Por: Dr. Chen Shih-Chung, Ministro de Salud y Bienestar República de China (Taiwán)
La Organización Mundial de la Salud ha urgido durante años a sus Estados miembros a que adopten medidas para lograr la cobertura sanitaria universal para el año 2030. A pesar de que Taiwán no es miembro de la OMS, desde el año 1995 ofrece cobertura sanitaria universal a los 23 millones de ciudadanos de nuestra isla.
Taiwán emprendió la iniciativa del Seguro Nacional de Salud (NHI, siglas en inglés) mediante la integración de programas médicos de sistemas de seguros ya existentes para trabajadores, agricultores y funcionarios públicos, que solamente cubría a la mitad de la población. Desde entonces el sistema se ha ido ampliando para proporcionar la misma cobertura a todos los ciudadanos desde su nacimiento, independientemente de su edad, situación financiera o estado laboral. Además, todos los extranjeros que trabajan o residen legalmente en Taiwán también reciben el mismo tipo de cobertura.
El NHI es un programa público administrado por el Gobierno que está basado en un modelo de pagador único. La esperanza de vida en Taiwán ha aumentado en los últimos años hasta alcanzar los niveles de los países de la OCDE, con una esperanza de vida de 83,4 años para las mujeres y de 76,8 para los hombres. Sin embargo, los costes de atención médica son mucho más bajos en Taiwán que en la mayoría de los países altamente desarrollados de Europa y América del Norte, siendo de 1.430 dólares estadounidenses per cápita por año, lo que representa sólo el 6,3% del PIB en 2016. Los costes administrativos son inferiores al uno por ciento del total y la satisfacción de los usuarios es muy elevada (85,8 por ciento en 2017).
A lo largo de más de veinte años el sistema sanitario de Taiwán ha pasado por varias reformas para garantizar su sostenibilidad, debido a los cambios en el panorama socioeconómico. La implementación del Pago por Presupuesto Global, que sustituyó al sistema de reembolso de Pago por Servicio, redujo de manera efectiva el crecimiento del gasto médico anual del 12 al 5 por ciento desde el año 2003. Y el método de cobro de las primas también ha pasado de estar basado meramente en la nómina a incluir primas suplementarias en función de las ganancias de capital, poniendo fin a la situación en la que los gastos superaban a los ingresos del Fondo del Seguro Nacional de Salud.
Además, el sistema de información del NHI ha migrado a la nube, lo que hace que el acceso a la información médica sea mucho más sencillo para los hospitales, las clínicas y los médicos. Alentamos a los hospitales a que carguen las tomografías computarizadas (TC) y las imágenes por resonancia magnética (IRM) para que puedan ser recuperadas en las consultas de seguimiento. Un servicio personalizado basado en la nube denominado “Mi banco sanitario” permite también que los pacientes verifiquen sus registros médicos en cualquier momento.
El Gobierno ha adoptado una amplia gama de medidas para reducir las desigualdades sanitarias que afectan a los grupos más desfavorecidos. Contamos con subsidios de primas para los hogares de bajos ingresos y que viven cerca del umbral de pobreza, así como para los desempleados. Asimismo, hemos mejorado el suministro de servicios en áreas con recursos sanitarios limitados e implementado un Sistema Integrado de Entrega (IDS, siglas en inglés) en áreas remotas para fortalecer sus capacidades y calidad médicas. También hemos aumentado los subsidios a los servicios de salud preventiva para poblaciones aborígenes.
En un mundo globalizado, es imposible que los países superen por sí mismos todos sus desafíos de atención médica. Sólo a través de la cooperación interdisciplinaria e internacional podremos construir un sistema de salud global que satisfaga de manera consistente y económica las necesidades de atención médica de los ciudadanos de todo el mundo, y llevar a buen término el objetivo final de la OMS: salud para todos.
Taiwán tiene una gran experiencia en la creación y el mantenimiento de un sistema de seguro de salud universal, desde la gestión como proveedor de servicios hasta la financiación y la manera de hacer frente a los cambios socioeconómicos. Más concretamente, creemos que el sistema de salud de Taiwán puede servir como modelo para otros países. Taiwán tiene un papel constructivo que desempeñar en la creación de una sólida red mundial de salud, y la mejor forma de compartir nuestra experiencia con otros países es a través de nuestra participación en la Asamblea Mundial de la Salud y en la OMS.
Es lamentable que la obstrucción política llevara a que el año pasado a Taiwán se le negara la invitación a la 70ª Asamblea como observador. La OMS no solo incumplió su Constitución, sino que también ignoró los llamamientos generalizados a la inclusión de Taiwán provenientes de muchas naciones y grupos médicos internacionales alrededor del mundo. Pese a ello, Taiwán mantiene su compromiso de ayudar a mejorar las redes regionales y mundiales de prevención de enfermedades y de asistir a otros países para superar sus desafíos en materia de atención médica.
En este contexto, Taiwán busca participar este año en la 71ª Asamblea de la OMS de una manera profesional y pragmática, como parte de los esfuerzos globales para llevar a cabo el objetivo de la OMS de lograr una red global sin fisuras de prevención de enfermedades. Esto también está en consonancia con el Objetivo 3 de Desarrollo Sostenible de la ONU, que es garantizar vidas saludables y promover el bienestar para todos a todas las edades para el año 2030.
Por lo tanto, instamos a la OMS y a las partes relacionadas a que reconozcan las contribuciones que Taiwán viene realizando desde hace tiempo para promover la salud humana en todo el mundo, así como la importancia y la legitimidad de la participación de Taiwán como observador en la Asamblea de este año, porque creemos que en la meta de lograr la salud para todos, Taiwán puede ayudar.