La Orinoquia o los llamados Llanos Orientales de Colombia, son algo más que el paisaje y los atardeceres de los cuales hablamos y añoramos los colombianos. Son 285.437 KM2 o sea el 27% del territorio Colombiano , olvidado por cientos de años por la cultura urbana del colombiano, que finalmente puso sus ojos en esta parte de Colombia ante el desarrollo de la industria extractiva del Petróleo que ha producido más de 30 Billones de pesos en regalías a la Nación; gracias a ello o a pesar de esto, como lo asegura mas de un ecologista , se abrió un horizonte de cercanía a los centros de consumo , con la construcción de vías que permitieran el trasporte de Hidrocarburos a los centros de refinamiento existentes en el país , con ello las grandes multinacionales y los grupos económicos pusieron su interés en esas extensiones algo áridas, pero hidrográficamente inmensamente ricas; gracias a la iniciativa privada, la llanura oriental paso de ser un terreno histórico y lejano, a un centro productivo que hoy abastece al centro del país con Aceite vegetal, Biodiesel, Azúcar Arroz, Caucho, Maderas de reforestación, soya, maíz , Piña, mango y cítricos, carne vacuna ,aviar y porcina intereses que lograron que un estado indolente con sus áreas rurales , entendiera que las vías de comunicación son fundamentales para primordialmente posibilitar el trasporte de Hidrocarburos en términos agiles y económicos.
De allí sale la habilitación de algunas vías pequeñas antitécnicas y sin mayor mantenimiento, que permitieron durante más de tres décadas, un acceso limitado, a los terrenos de nuestra Orinoquia, acceso rodeado de los peligros de una Nación en conflicto, donde las fuerzas del orden se encontraban acorraladas por movimientos subversivos, que de la mano de los dineros del narcotráfico, desarrollaron un Estado delictivo dentro de nuestra patria. Pero el empuje de una Nación creciente, ávida de terrenos productivos, hizo patente la necesidad de un sistema vial integrador de esa gran porción del terreno colombiano.
Esto en gran síntesis fue la causa del nacimiento de un gran esfuerzo nacional, comprometido en comunicar a los Departamentos del Meta, Casanare y Arauca, con los demás componentes de nuestra Orinoquia, con medios de comunicación que le otorgaran un mercado a su producción agropecuaria. Es decir crear condiciones de comunicación a la mayor despensa de alimentos y recursos de Colombia.
Y parecía que ya estaba al alcance; la via al Llano y su doble calzada de 110 kilómetros, abría los horizontes y remplazaba las ilusiones llaneras, en realidades colombianas , adjudicada esa vía a uno de los mayores núcleos de ingeniería del País, se dio inicio a una gran trasformación, que se veía crecer merced a la vía y que comunicaba la llanura periférica del país, con el consumidor urbano del centro de la nación. Por esa vía ya se transportaba el 78% del petróleo nacional en más de 2.000 tractocamiones, 15 mil toneladas de alimentos, 1.800 cabezas de ganado, mas de 1300 cerdos, 4 millones de ejemplares avícolas, 600 mil litros de etanol, y la oferta de la hoy constituida como la mayor productora de arroz y maíz de la nación.
Pero la realidad de un país amnésico y de una tecnología que demostró lamentablemente su imprevisión y desconocimiento de la historia y nuestra geología, olvidando hechos tan dicientes como la tragedia de quebrada blanca ocurrida en el año 1974, donde por deslizamientos de esas cordilleras jóvenes y montañas indómitas, regadas por lluvias de precipitación mayor a los 4.000 centímetros al año , causo la desaparición de mas de 500 seres, la mayoría de ellas sin identificar o rescatar, generando un Campo Santo.
Todo esto ha causado uno de los mayores desastre para nuestra economía, que del portal del colapso, del mayor puente colgante de la vía en la vereda de Chirajara, dio aviso ignorado de como la naturaleza pasaría la cuenta de cobro, por una obra sin estudios geológicos completos como lo evidencian los hechos sucedidos, con olvido de los tratamientos de aseguramiento de taludes , a la espalda de una hidrografía indomable .
Así se ha sepultado una vía al progreso, así se destroza una ilusión de incorporar al llanero, la realidad de un desarrollo que le ha sido desconocido en sus beneficios y solo golpeado por la afectación que una industria extractiva descontrolada ha causado en caños y ríos de esas huérfanas sabanas.
A las gentes del Llano se les debe una explicación, un juicio a los culpables, una reparación ágil y pronta, que les confirme y amplíe el horizonte que ya creían formado y que hoy contempla desbastado, por los mas de 5.000 toneladas de deslizamientos que taponan en forma indefinida su acceso al progreso
Por: Víctor G Ricardo